sábado, 9 de noviembre de 2013

Inauguración del nuevo aulario de la Fundación Federico Fliedner



El viernes, 8 de noviembre 2013, hemos tenido el acto inaugural del nuevo aulario del Colegio El Porvenir, en la calle Bravo Murillo, 85, Madrid, perteneciente a la Fundación Federico Fliedner de la que formamos parte.
Comenzó el acto con unas palabras de bienvenida y agradecimiento, contando un poco la historia del centro, el Director D. Daniel Casad; D. Joel Cortés Presidente de dicha Fundación hizo hincapié en que siguen fieles al lema de esta institución: “Educamos para la vida” y D. Javier Restan, representante de la Comunidad de Madrid y director General de Becas y apoyo a la Educación, que animó con sus palabras, refiriéndose al esfuerzo intenso y generoso realizado y a observar un crecimiento en excelencia educativa. Entre las palabras de unos y otros se hicieron interludios musicales, parte importante de la educación de este colegio, por dos profesores de este centro: D. Mariano Pérez y Dª Jhumk.
Después pudo visitarse una exposición fotográfica, excelentemente preparada, donde se puede ver la evolución en la construcción y ampliaciones de este Centro. Seguido del descubrimiento de una placa conmemorativa y una visita a las instalaciones del nuevo aulario, ya repleto de niños. Y terminando con un ágape donde pudimos confraternizar e intercambiar opiniones con diversas personas.
Estuvieron representadas con diversas personas; la Comunidad de Madrid, Patronos de la Fundación; Dirección, Personal docente, Consejo Escolar y el A.M.P.A., de este centro, la Librería Calatrava, el SEUT, el Colegio Juan de Valdés, la Constructora “Fomento”.
Quiero destacar la presencia de: Gunni y Sara, colaboradoras de este centro desde hace muchos años y ya jubiladas y Dª Elizabeth Fliedner familiar directo de los fundadores.
 Damos gracias a Dios por poder continuar ampliando esta obra de servicio y educación.
Fuente: Maribel Izaguirre
Edición: Gabinete de Comunicación Iglesia Anglicana de España (IERE)

Tercera y última crónica desde la X Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, Busan (Corea)











Rvdmo. Carlos López Lozano, Obispo de la IERE. Concluye hoy día 8 de noviembre la 10ª asamblea del Consejo Mundial de Iglesias con un emotivo Culto de clausura. Presidido por los nuevos presidentes del Consejo, el predicador ha sido un ministro anglicano originario de Nueva Zelanda, que ha trabajado durante muchos años en Sudáfrica y que fue víctima de un atentado (una carta bomba) por estar en contra del apartheid. Perdió las dos manos, un ojo y algunas otras partes del cuerpo; su testimonio al final emocionó a todos, cuando nos recordó que es necesario e importante sanar las heridas que hay en la memoria. Un mundo tan lleno de tragedias provoca el odio individual y colectivo; sanar la memoria perdonar y renovarse es fundamental. El Culto ha estado amenizado  por un magnífico coro de las iglesias coreanas y ha concluido con un envío a poner en práctica y transmitir a otros todo lo que hemos aprendido en esta Asamblea.
Los últimos tres días han sido intensos con tres plenarias dedicadas a la evangelización, la justicia y la paz; en cada una de ellas había diversas intervenciones y mesas redondas; todo encaminado a profundizar en estos temas que deberían ser el centro de la vida de la iglesia.
Merece  la pena recordar que esta Asamblea ha publicado después de más de veinte años un documento sobre Misión y Evangelización, un texto que guiará la vida y las acciones del Consejo Mundial de Iglesias durante los próximos años; un documento que debe ser presentado a las iglesias y puesto en práctica entre sus miembros.
Por otra parte, cada día hemos podido disfrutar alabando a Dios, siguiendo las diferentes tradiciones cristianas, cada mañana el oficio divino ha estado asignado a una denominación o Iglesia diferente, desde la Iglesia Copta y la Armenia hasta la Asamblea de Dios de Corea.
No han faltado tampoco las largas sesiones de procedimientos, para enmendar la Constitución del Consejo, para aprobar recomendaciones y declaraciones sobre los asuntos de actualidad etc.

En cuanto a la organización impecable, el pueblo coreano ceremonioso, casi vegetariano y escandalosamente joven está preparado y organizado para responder a eventos tan importantes como esta asamblea y hacerlo de forma más que aceptable, se cuidaron hasta los más mínimos detalles y siguiendo la tradición coreana los participantes en la asamblea recibíamos un pequeño regalo cada día, pues así tratan los coreanos a sus huéspedes.
Finalmente reconocer que el ambiente de fraternidad y compañerismo, de amor cristiano, de servicio y comprensión mutua, ha estado presente en todas las sesiones.
Aunque la delegación española ha estado presidida y compuesta por un solo miembro, el que suscribe esta crónica, hay que reconocer que han habido algunos participantes españoles que, o bien acreditados como periodistas o en calidad de observadores, ha participado en varias de las sesiones, entre otros el secretario de la Conferencia Episcopal para las relaciones ecuménicas y los directores de los centros ecuménicos de Barcelona y Valencia.
En definitiva una experiencia inolvidable que no se repetirá hasta dentro de diez años y que nos deja por delante el resto de poner en práctica todo lo acordado en esta asamblea.

Que Dios bendiga a todos los participantes y los acuerdos tomados para la gloria de Dios y el bien de su Iglesia.


Gabinete de Comunicación Iglesia Anglicana de España (IERE)

Asamblea cierra con oración por la paz

Asamblea cierra con oración por la paz
Oración final de la Asamblea del CMI en Busan © Joanna Lindén-Montes/WCC
08 de Noviembre 2013
La oración final de la Asamblea del CMI en Busan el viernes fue de agradecimiento por la oportunidad de encuentro entre los cristianos durante las últimas dos semanas en Corea, así como una petición de que Dios permita a los participantes regresar en paz y con el propósito de buscar la justicia para sus comunidades.
Como en la celebración de apertura, un tambor tradicional coreano instó a los participantes a la oración.
"Demos gracias a Dios por el don de esta Asamblea; por los sinceros encuentros; por los animados intercambios de ideas; por el enriquecimiento espiritual; por la oportunidad de orar a nuestro Señor juntos y juntas, con un solo corazón, compartiendo la visión de unidad del cuerpo de Cristo", oraron todos.
En su sermón, el padre Michael Lapsley, director del Instituto por la sanación de las memorias, de Sudáfrica, recordó que "nunca podrá haber paz en el mundo mientras aumenten las desigualdades en los países y entre los países. La codicia nos está matando."
El sacerdote, que perdió las dos manos en la explosión de una carta bomba enviada a él por partidarios del régimen de segregación racial conocido como Apartheid, dijo: "He descubierto, y estoy seguro de que muchos de ustedes lo han descubierto también, que el dolor es trascendente y que puede conectarnos unos con otros. Sobre todo cuando nos escuchamos unos a otros."
El padre oró para que todos salgan de la Asamblea inspirados por el Espíritu Santo de Dios para ser colaboradores de Cristo en la lucha por la justicia y la paz.
"Suele ocurrir, cuando somos capaces de escuchar el dolor de otros, que nos comprometemos a trabajar juntos por una justicia incluyente", dijo.

Gratitud

Los participantes de la Asamblea también le dieron gracias a Dios por la oportunidad de participar en este gran encuentro ecuménico.
"Estamos llenos de gratitud por la forma en que hemos sido interpelados y conmovidos por esta Asamblea. Damos gracias por la hospitalidad de nuestros anfitriones coreanos. Oramos por la sanación y la unificación de esta tierra y más allá de sus fronteras, en el momento en el que regresamos a nuestros hogares llevando las historias que nos hablan de fidelidad".
Al final de la oración, los nuevos miembros del Comité Central del CMI subieron al altar, y se hizo una oración de envío.
Los anfitriones coreanos, siguiendo la tradición de regalar a las personas que salen de viaje, ofrecen a todos un huevo pasado por agua, en recuerdo a la resurrección de Jesucristo y la esperanza de los nuevos cielos y la nueva tierra.
En el cierre de la oración, todo el mundo cantaba "Vayan en paz y en amor, en el nombre de Dios", recordando el tema de la Asamblea, "Dios de vida, condúcenos a la justicia y la paz."
Consejo Mundial de Iglesias - Noticias



La primera moderadora del Comité Central del CMI es africana

La primera moderadora del Comité  Central del CMI es africana
Agnes Abuom, nueva moderadora del Comité Central del CMI
08 de Noviembre 2013
Una de las primeras decisiones que tomó el recién elegido Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias, integrado por 150 miembros, hizo historia al elegir el viernes a la Dra. Agnes Abuom de Nairobi, de la Iglesia Anglicana de Kenya, moderadora del máximo órgano rector del CMI.
Abuom, que fue elegida por unanimidad, es la primera persona oriunda de África y la primera mujer que ocupará este cargo en los 65 años de historia del CMI.
Fueron elegidos dos vicemoderadores, la Obispa Mary Ann Swenson de la Iglesia Metodista Unida, de los Estados Unidos de América, y el Prof. Dr. Gennadios de Sassima, del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla.
“Oro abiertamente por que avancemos juntos en los próximos años a pesar de nuestra diversidad, que tiene el potencial de dividirnos”, dijo Abuom poco después de su elección “… y por que el CMI siga siendo un instrumento que brinde un espacio seguro en el que todos puedan compartir sus esperanzas, aspiraciones y visiones, así como una voz profética”.
Además, afirmó que la voz profética es vital para “el ecumenismo en el siglo XXI y la iglesia en nuestro mundo actual”.
Como primera moderadora del organismo mundial, Aboum declaró que el modelo de discernimiento por consenso “resuena muy bien en los procesos de toma de decisiones de las mujeres”, que consultan a los demás, escuchan atentamente y buscan comprender la perspectiva de la otra persona.
Abuom ha formado parte del Comité Ejecutivo del CMI en representación de la Iglesia Anglicana de Kenya. Como consultora en el ámbito del desarrollo, trabaja para organizaciones kenianas e internacionales coordinando programas de acción social para entidades religiosas y la sociedad civil en toda África.
Abuom fue presidenta del CMI para África de 1999 a 2006, y ha estado vinculada a la Conferencia de Iglesias de toda África y a las iglesias miembros del CMI en África. Es copresidenta de Religiones por la Paz y del Consejo Nacional de Iglesias de Kenya.
Entre los ámbitos de trabajo de Abuom se incluyen la justicia económica, la paz y la reconciliación.
Gennadios, que inicia ahora su segundo mandato como vicemoderador del Comité Central del CMI, es profesor de Teología. Fue vicemoderador de la Comisión de Fe y Constitución del CMI de 1998 a 2006, y miembro del personal de la Secretaría de Fe y Constitución en Ginebra de 1983 a 1993. Participa en numerosos diálogos bilaterales de los que forman parte las iglesias ortodoxas, católicas romanas y luteranas, entre otras.
Además de vicemoderador del Comité Central del CMI, Gennadios ha sido miembro de la presidencia y de la junta directiva de la Conferencia de las Iglesias Europeas (KEK).
Swenson, que también será vicemoderadora del Comité Central del CMI, fue ordenada en el ministerio por la Conferencia Anual del Pacífico Noroeste de la Iglesia Metodista Unida en 1973. Swenson también fue pastora principal de la Primera Iglesia Metodista Unida, en Wenatchee, Washington, de 1989 a 1992. Cuando era pastora en Wenatchee, también fue presidenta de la junta directiva del Centro de crisis para las víctimas de violaciones y violencia doméstica, y de la junta directiva de la North Central Washington AIDS Coalition de 1989 a 1992.
Swenson fue elegida miembro del episcopado de la Iglesia Metodista Unida por la Western Jurisdictional Conference en 1992. Ahora es presidenta en esa iglesia de la Comisión General sobre Unidad Cristiana y Preocupaciones Interreligiosas (GCCUIC, por sus siglas en inglés).
Consejo Mundial de Iglesias - Noticias



La X Asamblea se dirige al público contemporáneo

La X Asamblea se dirige al público  contemporáneo
Plenario en la X Asamblea del CMI. © Joanna Lindén-Montes/WCC
08 de Noviembre 2013
La politización de la religión, los derechos de las minorías religiosas y de los apátridas, la paz y la reunificación de la península de Corea, y la paz justa han sido algunos de los temas de las declaraciones públicas adoptadas en la X Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) en Busan, República de Corea.
Tras un intenso proceso en el que participaron la Comisión de las Iglesias sobre Asuntos Internacionales (CIAI) del CMI, los miembros de la mesa del CMI, el Comité Ejecutivo del CMI y el Comité Central del CMI en 2012 y 2013, el 8 de noviembre se presentaron las declaraciones a la Asamblea del CMI para su adopción.
Durante la Asamblea los delegados manifestaron asimismo su interés por "La presencia y el testimonio cristianos en Oriente Medio", la situación en la República Democrática del Congo y la conmemoración del centenario del genocidio armenio de 1915; asuntos abordados en las notas presentadas en Busan.
La declaración sobre la Politización de la religión y los derechos de las minorías religiosas hace un llamamiento a la comunidad ecuménica en todo el mundo a mediar con sus respectivos gobiernos "con el fin de desarrollar políticas que ofrezcan una protección eficaz a las personas y comunidades pertenecientes a religiones minoritarias frente a las amenazas o actos violentos de agentes no estatales."
La declaración también apela a "los agentes religiosos, civiles y estatales a concertar y coordinar sus esfuerzos para enfrentarse a las violaciones de los derechos de las minorías religiosas y de su libertad de religión y creencias".
Por medio de la declaración sobre La paz y la reunificación en la península de Corea, las iglesias instan "a todas las partes de la región a participar en un proceso creativo de construcción de la paz en la península de Corea mediante la supresión de ejercicios militares, el cese de la intervención extranjera, el retiro de las tropas extranjeras y la reducción del gasto militar."
Otra declaración, sobre Los derechos humanos de los apátridas, insta a las iglesias a participar en un diálogo con los Estados con miras a la aprobación de políticas encaminadas a conceder la nacionalidad y la documentación apropiada a los apátridas". El documento también exhorta a las iglesias, a la sociedad civil y a los órganos de defensa de los derechos humanos, así como a los organismos de las Naciones Unidas y a las organizaciones regionales, a colaborar para reducir y erradicar de forma apropiada y eficaz la apatridia.
La declaración sobre El camino de la paz justa fue otra declaración relevante en la que se afirma que "la paz constituye un modelo de vida que refleja la participación humana en el amor de Dios por toda la creación." En base a esta afirmación, recomienda que se adopten medidas concretas e invoca el compromiso de "compartir el amor de Dios por el mundo buscando la paz y protegiendo la vida."
La declaración afirma igualmente: "Juntos nos comprometemos a proteger la dignidad humana, practicar la justicia en nuestras familias y comunidades, transformar los conflictos sin violencia y prohibir todas las armas de destrucción masiva"
La Asamblea renueva su compromiso con la justicia y la paz (comunicado de prensa del CMI del 8 de noviembre de 2013)

Gabinete de Comunicación Iglesia Anglicana de España (IERE)

viernes, 8 de noviembre de 2013

Asamblea de Busan destaca importancia de la paz


Asamblea de Busan destaca importancia de la paz
Plenario sobre la paz, en la X Asamblea del CMI. © Joanna Lindén-Montes/WCC
07 de Noviembre 2013
Perspectivas de personas que promueven la paz, con reflexiones sobre las acciones de las comunidades, las sociedades y las naciones, fueron presentadas en una sesión plenaria de la X Asamblea del CMI este jueves, en Busan, con la participación de la laureada con el Nobel de la Paz Leymah Gbowee y el teólogo coreano Dr. Chang Yoon Jae.
Invocando reflexiones sobre lo que significa la paz para las comunidades y las iglesias en un mundo corrompido por los conflictos, la violencia y el consumismo, el Rev. Dr. Thabo Makgoba moderó el debate.
La Asamblea del CMI está abordando el tema "Dios de vida, condúcenos a la justicia y la paz".
Gbowee, que dirigió un movimiento de mujeres que ayudó poner fin a la guerra civil de Liberia en 2003, se refirió a su inspiración para la construcción de paz como "la vocación de Dios.".
El odio experienciado en el conflicto de Liberia, los niños soldados y las amenazas a los valores tradicionales de la comunidad africana, dijo Gbowee, fueran utilizados por ella como una fuerza para trabajar por la paz a través de la resistencia no violenta. Su inspiración e introducción a la lucha por la paz se remonta a una iglesia Luterana en Liberia, recordó.
Gbowee también desafió a las iglesias para no convertirse en espectadores en medio de la violencia o de convertirse en "cooptadas" por los gobiernos. Dijo que este tipo de acciones por parte de las iglesias "rompen su corazón".
Chang, mientras hablaba de paz en la península coreana, instó a un avance más allá del Acuerdo de Armisticio de Corea de 1953, después de lo cual los coreanos siguen viviendo en el "miedo a la guerra". Dijo que todavía tiene que haber una transición de "guerra no terminada" para "la paz permanente".
Chang agregó que, para lograr la paz, vislumbra un "mundo libre de las usinas y las armas nucleares". Desde la última Asamblea del CMI en India en 1961, señaló Chang, el número de países nucleares en la región se ha duplicado.
A pesar de las consecuencias terribles de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, dijo, varias pruebas nucleares todavía se llevan a cabo sin tener en cuenta su impacto en las comunidades locales.
"Las armas nucleares no pueden coexistir con la paz y la fe cristiana", dijo Chang.
Chang también invitó al público a un minuto de silencio en la oscuridad, encendiendo una vela como un acto simbólico para recordar la dependencia humana de la electricidad producida en las centrales nucleares.
En posterior, Agata Abrahamian de la Iglesia Apostólica Armenia en Irán y Fabian Corrales, un académico interdisciplinario en los estudios de discapacidad en Costa Rica, compartieron historias de sus propias comunidades, hablando acerca de las realidades locales y destacando los esfuerzos de consolidación de la paz.
Gabinete de Comunicación Iglesia Anglicana de España (IERE)

jueves, 7 de noviembre de 2013

Oración y acción para combatir la injusticia

Oración y acción para combatir la injusticia
Dra. Julia Duchrow, de Pan para El Mundo © Peter Williams/WCC
06 de Noviembre 2013
Por Elizabeth Aristizábal
Con una enriquecedora conversación acerca de temas como el VIH, la crisis mundial, y el cambio climático, los invitados al plenario de la X Asamblea, reflexionaron sobre la justicia social en el mundo en que vivimos e invitaron a las iglesias a acompañar sus oraciones con la acción.
"La cultura globalizada imperante parece aceptar y legitimar la injusticia social, económica y ecológica. Esta institucionalización de la injusticia es una marca destacada de nuestro presente. ¿Cómo puede transformarse ese escenario desde las iglesias?", fue la pregunta con la cual la Rev. Angelique Walker-Smith, moderadora del plenario, recibió a los cuatro invitados al plenario.
Para Martin Khor, director ejecutivo del Centro del Sur, institución intergubernamental de investigación y análisis de políticas de los países en desarrollo, es necesario que los países desarrollados que han dañado el medio ambiente, cambien su estilo de vida.
"Estamos enfrentando una crisis financiera, que ha desarmado la economía global, y eso se debe a la falta de regulación internacional… los acuerdos de libre comercio tienen regulaciones injustas porque permiten a los países ricos, seguir acumulando riquezas, frente a países que no pueden competir en el mercado con sus productos", agregó Khor.
En este panorama de abusos ecológicos y humanos, es imperativo que las iglesias apoyen las luchas de las personas en la defensa de sus derechos.
"Los derechos humanos no caen del cielo, sino que son el resultado de las luchas de la gente, vienen de una perspectiva basada en la fe de que todos y todas fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Vengamos de donde vengamos todos tenemos derecho a la dignidad humana", aseguró la Dra. Julia Duchrow, responsable de la Sección de Derechos Humanos y Paz de Pan para El Mundo, en Berlín, Alemania.
Tanto para la Dra. Julia, como para Martin Korh, la injusticia debe combatirse también desde los gobiernos: la educación, la salud, la lucha contra la pobreza son obligaciones de los gobiernos.
"Hay dos maneras de mirar la justicia, hacer justicia solo cuando vemos que algo anda mal y dar dinero a los pobres, pero eso no cambia la injusticia; la otra manera es incidir en la estructura, en la política", agregó Khor.

La misión de las iglesias en contextos de injusticia

La injusticia siempre ha formado parte de nuestras vidas, comenta la Rev. Angelique, pero es el papel de la iglesia combatirla. Es por esto que el CMI históricamente se ha vinculado en las luchas contra el apartheid, en solidaridad con las mujeres, para la eco-justicia, entre otras.
Sin embargo, la violencia de género y la estigmatización que viven las personas afectadas con el virus de VIH SIDA, sigue siendo una tarea que las iglesias deben seguir abordando, comenta la Rev. Phumzile Mabizela, de la Iglesia Presbiteriana de África, directora ejecutiva de INERELA, que es una red internacional de líderes religiosos que viven con el VIH y el SIDA o están personalmente afectados.
"Nuestras teologías conservadoras y la falta de transparencia sobre la sexualidad han contribuido a la formación de actitudes hacia el sexo, el género, la sexualidad y el VIH. Como iglesia hemos mentido, le hemos dicho a la gente que si no tiene fe no tendrá salvación, pero lo que realmente debemos decirle es que todos tenemos el derecho de ser sanados", agregó la reverenda.
Por último en su intervención, la Rev. agradeció al CMI la oportunidad de participar en la plenaria, pues para ella las iglesias siempre han tomado su lugar para hablar en nombre de los afectados y no les han dado la oportunidad de expresarse.
Gabinete de Comunicación Iglesia Anglicana de España (IERE)

Retos de la Diaconía en contextos de exclusión


Retos de la Diaconía en contextos de exclusión
Elementos de la oración matutina en la Asamblea del CMI. © Joanna Lindén-Montes/WCC
07 de Noviembre 2013
Por Elizabeth Aristizábal
"Como decía Dom Hélder Câmara, de Brasil: si doy de comer al hambriento me llaman cristiano, pero si pregunto por qué tienen hambre entonces me llaman comunista". Para el Rev. Carlos Emilio Ham, responsable de los programas CMI para la diaconía y las relaciones ecuménicas en América Latina y el Caribe, la diaconía no es únicamente una respuesta a las personas necesitadas y en situaciones de crisis, sino una reflexión y una búsqueda acerca de las causas estructurales de los conflictos y las acciones necesarias para el cambio.
La palabra diaconía es de origen griega, y significa servir. Diaconía es el servicio que el cristiano está llamado a dar en respuesta al amor de Cristo hacia nosotros.
"Nosotros, en el trabajo de Diaconía, nos interesa mucho lo que llamamos diaconía profética o diaconía política, que lo que trata es de ir a las causas, a las raíces de los problemas, buscando cambios estructurales. Es decir no se trata sólo de asistir a la gente en necesidad, sino también de ir a las causas que ocasionan la necesidad", comenta Ham.
Sin embargo, para él es muy preocupante que haya en el mundo tantas personas necesitadas de comida, vivienda, atención médica y ni siquiera los estados les proporcionen estas condiciones mínimas a la gente. Ham llamó la atención sobre el reciente anuncio del rey de Holanda, quien en el mes de septiembre del presente año declaró el fin de la ayuda del estado de Holanda para la gente. El rey Guillermo Alejandro, comunicó al pueblo holandés en un discurso televisado que el Estado de bienestar del siglo XX había llegado a su fin y en su lugar estaba emergiendo una "sociedad participativa" en la que cada uno debe responsabilizarse de su propio futuro.
"Acciones como esta significan que dejan a la gran mayoría del pueblo, sobre todo los inmigrantes, los deja por su cuenta, y entonces en muchos casos, en muchos barrios, en muchas comunidades, son las iglesias las que ofrecen un servicio necesario de por lo menos ofrecer un plato de comida caliente, por lo menos una vez al día, entonces nos encontramos con un sistema social, de mucha injusticia, mucha exclusión, lo cual aumenta en las iglesias el desafío de ayudar a toda esa gente", agregó el reverendo.
Los Jóvenes: Un reto para la diaconía
Uno de los grandes retos a los que se enfrenta hoy en día la Diaconía es la renovación de liderazgos y la vinculación de hombres y mujeres jóvenes que puedan aportar otros lenguajes, posturas y otras formas de hacer llegar el mensaje de Dios a sus comunidades.
"Yo creo que los jóvenes son un desafío grande porque por ejemplo tu invitas a una iglesia o a un grupo de iglesias a un evento del CMI y la mayoría de la gente que son enviadas, que por supuesto son los líderes de la iglesia, la mayoría de la gente son hombres y ya de cierta edad. Hay que ir hacia una renovación del liderazgo en cada iglesia, de forma que haya una mejor representación de esa iglesia en los eventos ecuménicos regionales y mundiales", señaló.
Gabinete Comunicación Iglesia Anglicana (IERE)

PAMPLONA: ''Continuando con el taller de costura''



Hoy, 6 de noviembre 2013, hace un mes que el "taller de costura" se inició. 
Hay 10 alumnos estupendos ( máximo aforo), con mucho interés en aprender la técnica de costura.

Poco a poco se va consolidando el grupo y entre ellos se animan, se ayudan, etc. 

También damos gracias a Dios por el voluntariado y altruismo de la profesora y las dos auxiliares, haciendo posible que cada miércoles pueda llevarse a cabo este proyecto tan práctico. 



Por otra parte, estamos muy agradecidos a nuestro obispo Don Cárlos López, por haber mandado 3 máquinas de coser. 

Muchas gracias a todos por la ayuda, el apoyo prestado y hacer posible que este taller sea una realidad, pues sin vosotros no hubiera sido posible. 

GRACIAS.


PAMPLONA
PARROQUIA SAN MATEO
Comunión Anglicana-IERE
Dirección
C/ Santos Otxandotegi, 8 Bº Buztintzuri (Pamplona)

Contacto: D. Javier Ballaz
Email: javierballaz@hotmail.com
Teléfono: 696409544

miércoles, 6 de noviembre de 2013

CMI elige nuevo Comité Central

Consejo Mundial de Iglesias - Noticias

CMI elige nuevo Comité Central
Voto en un plenario de la Asamblea.
06 de Noviembre 2013
La X Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias ha elegido su Comité Central el día de hoy durante una reunión a puerta cerrada en Busan, Corea del Sur.
La Asamblea eligió un Comité Central de 150 miembros, que sirve como cuerpo principal de toma de decisiones del Consejo entre Asambleas.
El nuevo Comité Central cuenta com un 39% de mujeres y un 61% de hombres; los jóvenes representan el 13%; hay un 5% de personas indígenas y un 2% de personas con discapacidades; los ordenados equivalen al 68% y un 25 % de los miembros del Comité son laicos.
El comité de nominaciones trabajó con un grupo de nombres propuestos por 345 iglesias miembros del CMI. El comité ejecutivo de 25 personas, el moderador y dos vice moderadores serán elegidos por el Comité Central a finales de este semana.
Gabinete de Comunicación Iglesia Anglicana de España (IERE)

X Asamblea del CMI discute los desafíos para lograr la unidad en Cristo


Asamblea discute los desafíos para lograr la unidad en Cristo
Papeles con oraciones en el plenario de unidade. © Peter Williams/WCC
05 de Noviembre 2013
La unidad entre los cristianos es aún una meta lejana que las iglesias se esfuerzan en lograr,  lamentaron figuras eminentes en la sesión dedicada a la unidad, el martes en la X Asamblea del CMI. Sin embargo, reconocieron que se han producido avances significativos en las últimas décadas, y hay razones para celebrar.
De acuerdo con la Constitución del CMI, el objetivo principal de la comunidad de ecuménica es ofrecer un espacio donde las iglesias puedan exhortarse unas a otras a alcanzar la unidad visible en una sola fe y una sola comunión eucarística, expresada en el culto y la vida común en Cristo, mediante el testimonio y el servicio al mundo, y a avanzar hacia la unidad para que el mundo crea.
Sin embargo, los retos han sido muchos, recordó el Rev. Dr. Neville Callam, secretario general de la Alianza Mundial Bautista.
"Existe una gran brecha entre la dotación de la Iglesia con el don precioso de la unidad y la experiencia vivida de esa unidad. Nuestras divisiones eclesiales ofrecen un signo convincente de nuestra incapacidad para ser fieles a nuestra vocación de ser uno. Enfrentamos el escándalo de la desunión", dijo.

Eucaristía

El arzobispo metropolitano de Targoviste, Nifon Mihaita, de la Iglesia Ortodoxa Rumana, recordó que muchas veces la oposición a la acción conjunta, la reunión a través del movimiento ecuménico, viene desde dentro de las propias iglesias, sobre todo dentro de las iglesias ortodoxas. Según él, muchas personas temen que al participar en reuniones, como la Asamblea del CMI, las iglesias pierden su identidad y rompan con sus tradiciones.
"Este punto de vista se debe principalmente a la ignorancia y un enfoque fundamentalista de la fe. Cristo amó a toda la gente que se reunió independientemente de su afiliación religiosa. (...) ¿Cómo podemos ignorar nuestros hermanos y hermanas en Cristo que buscan activamente la unidad?", dijo.
Uno de los mayores retos para la unidad visible de los cristianos es que todos puedan tener comunión juntos. Para la Dra. Mary Tanner, miembro de la Iglesia de Inglaterra y presidenta del CMI para Europa, es un "escándalo" que los cristianos todavía no pueden compartir la Eucaristía.
Las diferencias en la comprensión de las diversas iglesias sobre los elementos de la Eucaristía y la presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo en el pan y el vino, previenen las ceremonias compartidas.
En su intervención, el metropolitano Nifon Mihaita subrayó que la unidad en la Eucaristía sigue siendo imposivel.
"Compartir la misma copa requiere unidad eclesial basada en una confesión de fe común. Somos libres para reservar un lugar en la mesa de Cristo, y no hay ninguna restricción sobre quién puede venir, pero un código de vestido tal vez sea necesario (Mateo 22), la ropa de la luz, una confesión de fe en lo que consumimos (el cuerpo real y sangre de Cristo o sólo un símbolo de la misma, etc.) Por lo tanto, se necesita más charla sobre el marco eclesial del banquete", señaló.

Mucho que celebrar

Por otra parte, “el celo por la plena comunión de la iglesia no debe impedirnos celebrar los avances saludables que tienen lugar en las relaciones entre y entre las iglesias de hoy”, lembrou o Rev. Callam.
Hay mucho que celebrar en relación al avance de la unidad de los cristianos.
"Hay un sentimiento cada vez más profundo entre las iglesias de que nos necesitamos los unos a los otros y de que Cristo nos llama a la unidad.  En lugares en los que las iglesias experimentan angustia y miedo constante de persecución, la solidaridad entre los cristianos de diferentes tradiciones al servicio de la justicia es un signo de la gracia de Dios.  El movimiento ecuménico ha alentado nuevas relaciones , creando así un terreno de cultivo en el que puede crecer la unidad", dice el borrador de una declaración sobre la unidad cristiana, que se propondrá a la X Asamblea, según lo presentado en 2012 por el Comité Central del CMI.
Para La Dra. Mary Tanner, "algunos de nosotros hemos tomado medidas audaces y logrado relaciones más estrechas en este viaje. Hemos llegado a reconocer que ya existe un 'cierto grado de comunión' entre nosotros."
El Obispo Mark MacDonald, de La Iglesia Anglicana de Canadá, que trabaja con los pueblos indígenas en las regiones frías del norte de Canadá, un país de gran riqueza natural, que además vive una gran cantidad de explotación económica de estos recursos, recordó al plenario que las diferencias entre los cristianos son, después de todo, pequeñas.
"En este lugar improbable, este lugar de frío inimaginable, algo cálido y sanador encuentra un lugar para crecer. Si usted vive allí, se encuentra que la diferencia y desacuerdo entre los cristianos empieza a derretirse a 50 grados bajo cero. Esto no quiere decir que cuando las diferencias y desacuerdos se estrechan hay compromiso blando en su lugar. El corazón de la fe cristiana se dio a conocer en una variedad y sencillez impresionante", dijo.
En el fin del plenario, se recogieron oraciones escritas en papeles por los participantes. En ellas, pusieron sus pedidos a Dios, para que exista más entendimiento entre los cristianos, y así “avanzar hacia la unidad para que el mundo crea”, como dice la Constitución del CMI.

Declaración sobre la unidad cristiana

30 de Agosto 2012

El don y la llamada de Dios a la unidad: nuestro compromiso

1. La Creación es un don del Dios vivo.  Celebramos la vida y la diversidad de la Creación, y damos gracias porque es buena (Génesis 1).  Es la voluntad de Dios que la Creación entera, reconciliada en el amor de Cristo a través del poder transformador del Espíritu Santo, cohabite en la paz y en la unidad (Efesios 1).

Nuestra experiencia

2. Nuestro planeta y sus pueblos viven la dicotomía entre las más grandes esperanzas y la desesperación más absoluta.  Damos gracias por la diversidad de las culturas humanas, por la maravilla del conocimiento y de los descubrimientos, por las comunidades que se reconstruyen y los enemigos que se reconcilian, por aquellos que se curan y aquellos que encuentran alimento.  Es motivo de regocijo para nosotros que pueblos de diferentes creencias  trabajen juntos por la justicia y por la paz.  Estos son signos de esperanza, paz y nuevos comienzos. No obstante, lamentamos que haya también lugares en los que los hijos de Dios siguen sufriendo.  La injusticia social y económica, la pobreza y el hambre; todas ellas han hecho estragos en nuestro planeta. También están la violencia y el terrorismo, y la amenaza de la guerra nuclear y de todas las guerras.  Muchos son los que padecen SIDA y otras enfermedades, y muchos son también los que se ven desplazados y desposeídos de sus tierras.  Muchas mujeres son víctimas de la violencia, la desigualdad y la trata de personas. Algunos hombres también sufren abusos.  Hay personas que viven marginadas y excluidas.  Todos estamos en peligro de desconectarnos de la tierra y distanciarnos de nuestras culturas.  Hemos utilizado la Creación indebidamente y nos enfrentamos a amenazas al equilibrio de la vida, una crisis ecológica cada vez más profunda, y los efectos del cambio climático. Todos ellos son signos de relaciones disfuncionales con Dios y con la Creación, y confesamos que son una afrenta para el don de la vida.
3. Dentro de las iglesias, experimentamos la misma dicotomía entre celebración y duelo.  Hay señales de vida palpitante y energía creativa en el crecimiento de las comunidades cristianas en el mundo, con una diversidad nueva y sin precedentes.  Hay un sentimiento cada vez más profundo entre las iglesias de que nos necesitamos los unos a los otros y de que Cristo nos llama a la unidad.  En lugares en los que las iglesias experimentan angustia y miedo constante de persecución, la solidaridad entre los cristianos de diferentes tradiciones al servicio de la justicia es un signo de la gracia de Dios.  El movimiento ecuménico ha alentado nuevas relaciones , creando así un terreno de cultivo en el que puede crecer la unidad.  Hay lugares en los que los cristianos trabajan y dan testimonio juntos en sus comunidades locales, y también hay nuevos acuerdos  y convenios regionales, así como un sentido de comunidad más fuerte.  Reconocemos cada vez más que estamos llamados a compartir con personas de otras religiones y aprender de ellas, a realizar junto a ellas esfuerzos comunes por la justicia, por la paz y para preservar la integridad de la hermosa, bien que doliente, creación de Dios.   Estas relaciones que se profundizan y estas oportunidades de servicio compartido nos plantean nuevos retos y amplían nuestras perspectivas.
4. No obstante, lamentamos que también haya experiencias dolorosas de situaciones en las que la diversidad se ha convertido en división, y no hemos reconocido el rostro de Cristo en nuestro prójimo.  No logramos reunirnos todos en torno a una misma mesa en la comunión eucarística.  Las cuestiones que nos dividen permanecen, y surgen nuevos y profundos desafíos que crean nuevas divisiones entre las iglesias.  Nos refugiamos con mucha facilidad en nuestras propias tradiciones yo comunidades, sin aceptar el desafío enriquecedor que representan los dones que otros nos ofrecen.  Para algunos, la nueva vida creativa de la fe no parece revestir de la pasión por la unidad o el anhelo de la vida en comunidad con los demás.   Esto nos hace más proclives a tolerar la injusticia, o incluso los conflictos entre las iglesias y en el seno de las mismas.   No conseguimos avanzar porque algunos están desilusionados y cansados del camino ecuménico.
5. Debido a nuestros fallos humanos, no siempre honramos al Dios que es el origen de nuestra vida.  Cuando abusamos del don de la vida con nuestras prácticas de exclusión y marginalización, de explotación de la Creación, o nuestra falta de voluntad para luchar por la justicia, para vivir en paz o para buscar la unidad, estamos rechazando los dones que Dios nos ha ofrecido.

Nuestra visión común de las Escrituras

6. Leer las Escrituras juntos nos abre los ojos al lugar que tiene la comunidad del pueblo de Dios, la Iglesia, dentro de la Creación.   Hombres y mujeres han sido creados a imagen y semejanza de Dios, y han recibido la responsabilidad de ser guardianes de la vida (Génesis 1:27-28). El pacto con Israel marcó un momento decisivo en el desarrollo del plan divino de salvación.  Los profetas llamaron a este pueblo participante del pacto a trabajar por la justicia y la paz, a asistir a los pobres, los desplazados y los marginados, a ser la luz de las naciones  (Miqueas 6:8; Isaías 49:6).
Dios envió a Jesucristo quien, a través de su ministerio y de su muerte en la cruz, quebró las barreras de separación y hostilidad, estableció un nuevo acuerdo, y encarnó la unidad y la reconciliación verdaderas (Efesios 1.9-10 y 2:14 - 16). Jesús anunció la llegada del Reino de Dios, tuvo compasión por  las multitudes, sanó a los enfermos y trajo la buena nueva a los pobres (Mateo 9:35-36; Lucas 4:14-24). Con su vida, su muerte y su resurrección, y por el poder del Espíritu Santo, Jesús reveló la comunión de la vida del Dios trino, y abrió para todos un nuevo camino para vivir en comunión con los demás en el amor de Dios (1 Juan 1:1-3). Jesús oró por la unidad de sus discípulos por el bien del mundo (Juan 17:20-24). Encomendó  este mensaje y su ministerio de unidad y reconciliación a sus discípulos y, a través de ellos, a la Iglesia, que está llamada a continuar su misión (2 Corintios 5:18-20). Desde el principio, los creyentes vivían en comunidad y se dedicaban a las enseñanzas y el intercambio apostólico, compartiendo el pan y la oración, asistiendo a los pobres, proclamando la buena nueva, y aún así se veían confrontados a divisiones y facciones (Hechos 2:42;  Hechos 15).
8. La Iglesia, como Cuerpo de Cristo, encarna el amor que une, reconcilia y se sacrifica en la cruz.  En el centro de la propia vida en comunión de Dios siempre habrá una cruz y una resurrección. Es una realidad que se nos revela a nosotros y por nosotros.  Oramos y anhelamos ardientemente que Dios renueve la Creación entera (Romanos 8:19-21). Dios siempre está un paso por delante de nosotros, siempre nos sorprende y transciende nuestras faltas, ofreciéndonos el don de la nueva vida.

La llamada de Dios a la unidad hoy

9. En nuestra peregrinación ecuménica, hemos llegado a comprender más sobre la llamada de Dios a la Iglesia para servir a la unidad de toda la Creación.  La iglesia está llamada a ser la antesala de la nueva Creación; un signo profético ante el mundo entero de la vida que Dios nos reserva a todos, y el instrumento para anunciar la buena nueva del Reino de Dios de justicia, paz y amor.
10. Como antesala de esta nueva Creación, Dios hace a la Iglesia partícipe de sus dones misericordiosos: una fe basada en las Sagradas Escrituras; el bautismo, en el que existimos en Cristo por obra del Espíritu Santo, y nos convertimos en una nueva creación; la Eucaristía, la expresión más completa de la comunión con Dios y con el prójimo, que crea un sentimiento de comunidad y que nos envía a realizar la misión; el ministerio apostólico , que alimenta los dones de todos los fieles para  llevar a cabo la misión de la Iglesia.  Las reuniones sinodales y conciliares también son dones al servicio de la comunidad, guiadas por el Espíritu Santo, para definir el consenso, aprender unos de otros y vivir en el sacrificio, sirviendo las necesidades del prójimo y del mundo.   La unidad de la Iglesia no es uniforme; la diversidad también es un don creativo y dador de vida.  No obstante, la diversidad no puede ser tan grande que los que siguen a Cristo se conviertan en extranjeros y enemigos los unos para los otros, en detrimento de la realidad unitaria de vida en Cristo[1]
11. En tanto que signo profético, la vocación de la Iglesia es poner de relieve la vida que Dios desea para toda la Creación. Mientras duren nuestras divisiones y hostilidades eclesiásticas, seremos una manifestación muy poco creíble.  Las divisiones y la marginación por motivos de etnia, género, estatus, poder o casta también mancillan el testimonio de unidad de la Iglesia.  Para ser un signo creíble de nuestra vida en comunidad, tenemos que reflejar las cualidades de paciencia, generosidad, escucha atenta de los demás, responsabilidad mutua, inclusión y voluntad de permanecer unidos en lugar de decir “no te necesito” (1 Corintios 12:21).  12:21). Estamos llamados a ser una comunidad que lleva en su corazón la justicia, que vive en paz, y que no se acomoda en la facilidad de una paz que silencia las protestas y el dolor, sino que lucha por la paz verdadera que va de la mano de la justicia.  Sólo al verse renovados e inspirados los cristianos por el Espíritu de Dios podrá la Iglesia ser un testimonio verdadero de la posibilidad de vida en la reconciliación para todos los pueblos, para toda la Creación.  La Iglesia es signo creíble y misterio de la gracia de Dios especialmente en la debilidad y en la pobreza, sufriendo como Cristo sufre.[2]
12. Como instrumento, la Iglesia está llamada a hacer sentir la presencia del plan divino de afirmación de la vida de Dios para el mundo, revelado en Jesucristo.  Por naturaleza, la Iglesia es misionera y está llamada y enviada para dar testimonio del don de la comunión que Dios ofrece a toda la humanidad y a toda la Creación en el Reino de Dios.   A través de su labor de servicio, misión y evangelización realizada a semejanza de Cristo, la Iglesia es instrumental para ofrecer la vida de Dios  al mundo.[3] Por el poder del Espíritu Santo, la Iglesia está llamada a proclamar la buena nueva de manera que inspire una respuesta en los diferentes contextos, idiomas y culturas, para trabajar por la justicia y la paz de Dios.   Los cristianos viven en presencia de pueblos de otras fes, y están llamados a hacer causa común con ellos cuando sea posible para el bienestar de todos los pueblos y de la Creación.
13. La unidad de la Iglesia, la unidad de la comunidad humana y la unidad de toda la Creación van de la mano y son inseparables. La unidad de la Iglesia requiere una vida de justicia y de paz que nos impulse a trabajar juntos por la justicia y por la paz en el mundo de Dios.

Nuestro compromiso

14. Afirmamos el lugar de la Iglesia en el designio de Dios y nos arrepentimos de las divisiones existentes entre nuestras iglesias y en el seno de las mismas, confesando con dolor que nuestra división afecta a nuestro testimonio de la buena nueva de Jesucristo y se vuelve un testimonio menos creíble de la unidad que Dios desea para todos.  Confesamos que hemos cometido errores a la hora de hacer justicia, trabajar por la paz y cuidar de la Creación.  A pesar de nuestros errores, Dios es  fiel y compasivo, y sigue llamándonos a la unidad.  Con nuestra fe en el poder creador y recreador de Dios, esperamos que la Iglesia sea la antesala, el signo creíble y el instrumento eficaz de la nueva vida que Dios le ofrece al mundo.  En Dios, que nos  lleva hacia la vida en todo su esplendor y plenitud, la esperanza y la pasión por la unidad se ven renovadas.
15. Así, nos impulsamos unos a otros a permanecer comprometidos con "el objetivo principal de la comunidad de iglesias...alentarnos los unos a los otros en el camino hacia la unidad visible en una sola comunidad de fe, en una sola comunidad eucarística expresada en el culto y la vida en común en Cristo, a través del testimonio y el servicio al mundo, y a avanzar hacia esa unidad para que el mundo crea".[4]
16. Fieles a este llamamiento común, buscaremos juntos la unidad visible en su plenitud de la Iglesia una, santa, católica y apostólica cuando expresemos nuestra unidad sentándonos juntos a la Mesa del Señor. Esta búsqueda de la unidad de la Iglesia nos abrirá a recibir los dones de otras tradiciones y ofrecer nuestros dones a los demás.  Continuaremos las discusiones teológicas, prestando atención a las nuevas voces y los diferentes métodos y perspectivas.  Intensificaremos nuestro trabajo por la justicia, la paz y la sanación de la Creación, y abordaremos juntos los complejos desafíos de la realidad económica, social y moral actual. Trabajaremos para establecer métodos más justos y participativos para vivir en comunidad.   Uniremos nuestras fuerzas  con las de otras comunidades de fe por el bienestar de la humanidad y de la Creación.    Ante todo, oraremos sin cesar por la unidad por la que Cristo oró (Juan 17): una unidad de fe, amor y compasión que Jesucristo trajo a través de su ministerio; una unidad semejante a la unidad que Jesús compartió con el Padre; una unidad que se basa en la comunión de la vida y el amor del Dios trino.   De esta manera, recibimos el mandato de la vocación de la Iglesia de unidad en la misión y en el servicio.
17. Volvemos la vista a Dios, que nos sustenta, y oramos:
Dios de vida,
condúcenos a la justicia y la paz,
para que los que sufren encuentren esperanza,
los heridos obtengan sanación,
y las iglesias divididas alcancen una unidad visible,
por el que ora por nosotros
y en el que somos un sólo cuerpo,
tu Hijo, Jesucristo,
que junto a ti y al Espíritu Santo
es digno de alabanzas; un sólo Dios,
ahora y siempre.  Amén


[1] Oramos por que, al responder al documento de Fe y Constitución La iglesia: hacia una visión común, nuestras iglesias adquieran un entendimiento más profundo de la unidad visible que Dios nos llama a vivir en y para el mundo.
[2] Expresamos nuestro agradecimiento por los muchos programas del CMI que han contribuido a que comprendamos lo que significa ser una comunidad de fe en la que las divisiones de etnia, raza, género, poder y  clase social  se confronten  y se superen.
[3] Expresamos nuestro agradecimiento por todo lo que hemos aprendido durante el Decenio para Superar la Violencia sobre la paz a la manera de Dios, reflejado en el  "Llamamiento Ecuménico a la Paz Justa" de la Convocatoria Ecuménica Internacional por la Paz que se celebró en Jamaica, y por todo lo que hemos aprendido sobre la misión a la manera de Dios gracias al documento elaborado por la Comisión de Misión Mundial y Evangelización Juntos por la vida: misión y evangelización en contextos cambiantes.
[4] Constitución y Reglamento del Consejo Mundial de Iglesias, modificado por la 9a Asamblea en Porto Alegre (Brasil) en 2006; III: objetivo y funciones. Recordamos las palabras de la primera Asamblea del CMI en 1948 " “Aquí en Amsterdam....hemos pactado unos con otros al constituir este Consejo Mundial de Iglesias. Estamos firmemente decididos a permanecer juntos."
Gabinete de Cominicación Iglesia Anglicana de España (IERE)